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Bienvenidos a este sitio, donde encontrarás toda clase de información sobre la Localidad de Monte Cristo, de la provincia de Córdoba.
Fue creado por estudiantes del establecimiento "Eduardo Simón Nemirovsky" I.P.E.M Nº 30 de 6º año "c"

IPEM 30

IPEM 30
Fachada del colegio

Ubicacion y actividades sobresalientes de la localidad

Monte Cristo es una localidad situada en el departamento de Rió Primero, provincia de Córdoba, Argentina.

Está compuesta por 6.914 habitantes (indec 2001) y se encuentra situada a 25 km de la Ciudad de Córdoba, sobre la RN 19. La fiesta patronal se celebra el día 8 de Diciembre, en honor a la Inmaculada Concepción. El nombre "Monte Cristo" no tiene nada que ver con la novela de Alejandro Dumas de la misma denominación, sino más bien tiene un significado religioso.

Es una localidad agrícolo-ganadera por excelencia, siendo el principal cultivo la soja. Se encuentran en esta localidad numerosos establecimientos agrícolas como plantas de silos, oficinas, tambos, etc.

La industria se encuentra estrechamente relacionada con el campo, sin embargo la misma está muy desarrollada en la localidad.

La industria petroquímica también tiene cierta relevancia en la localidad.
El clima es templado con estación seca, registrándose unas precipitaciones anuales de 700 mm aproximadamente.

Existen en la localidad 1.776 viviendas

Las primeras industrias en Monte Cristo

Los cortaderos de ladrillos

Los cortaderos se encuentran en la zona desde hace mucho tiempo. Los había desde donde está hoy la plaza, hacia el norte por el camino del cementerio y a lo largo de la ruta, casi hasta la ciudad de Córdoba.

Los motivos principales para el desarrollo de esta actividad fueron la existencia de tierra apta, y mucho monte para sacar la leña necesaria para la cocción del ladrillo en hornos.

Con el auge de la construcción comienzan a instalarse hornos por todos lados.

Era una empresa que no requería de grandes inversiones. Teniendo terreno era fácil y económico. Se necesitaba hacer un pisadero para el barro, la cancha, un lugar para el horno, mesas, moldes y carretillas. La tierra se sacaba de una esquina del campo.

Los cortaderos generaban numerosos puestos de trabajo, para desmontadores, recolectores de guano, cortadores y transportistas. El cortadero era una alternativa laboral cuando escaseaba el trabajo, ya que no había otras fábricas. La gente trabajaba por tanto, es decir, recibía la paga en relación con la cantidad de ladrillos que cortaba diariamente.

Aunque la mayoría de los trabajadores eran del lugar, paulatinamente se fueron incorporando personas de la región del noroeste y del litoral del país. Vivían en ranchitos dentro de los mismos campamentos y luego se fueron construyendo casas con los ladrillos que ellos fabricaban, a pesar de esto las condiciones de vida siempre fueron precarias.

La mayor producción y venta se produjo entre los años 1960-1970.

Si bien se automatizó el trabajo con el uso de mulitas, tarimas, etc., nunca se pudo reemplazar el corte artesanal.

A partir de la instalación de la planta de Yacimientos Petrolíferos Fiscales y de otras fábricas, los obreros del ladrillo empezaron a abandonar los cortaderos, en busca de mejores condiciones laborales. Sumando a ello la aparición de bloques cerámicos para la construcción, el cierre de los ferrocarriles y el auge de la agricultura, provocaron la decadencia de esta actividad.

Los que hoy subsisten emplean como mano de obra a inmigrantes bolivianos.


Fábrica de dulce de leche “Nury”

La familia de don Luís Masento y Doña Juana Eberhardt con sus tres hijas llegaron a Monte Cristo en 1959 desde Colonia Tirolesa y se establecieron hacia el este del pueblo, sobre la ruta 19, muy cerca del puente negro.

Allí instalaron su fábrica de dulce de leche, usando calderas a vapor que funcionaban a gas oil. Todos los días recibían entre 500 y 600 litros de leche traídos directamente del campo, en tachos transportados por un camión. La elaboración del dulce demoraba de cinco a seis horas. Una vez frío se envasaba en latas de tres y cinco kilos. Con el tiempo fueron reemplazando las latas por cajas de cartón de 800 gramos, tres kilos y cinco kilos que el mismo Sr. Masento entregaba en Córdoba a comercios mayoristas. Por supuesto, también los particulares podían ir a comprar dulce a la fábrica.

Allí trabajaban dos empleadas que atendían las pailas, envasaban, etiquetaban y limpiaban. Se comenzaba a trabajar a las siete de la mañana.

Esta fábrica funcionó hasta 1968, ya que Vialidad Nacional expropió el terreno, para la construcción de la ruta nueva hacia Córdoba. Los elementos fueron vendidos y la familia se trasladó al pueblo, donde se dedicó al comercio de ramos generales.

La denominación de “Nury” le fue dada a la fábrica en alusión al sobrenombre con que llamaban a la hija menor de la familia.

Se puede considerar que ésta fue una de las primeras fábricas de la localidad.


La fundición

Sus orígenes se remontan a la segunda mitad de la década del sesenta (1967 aproximadamente). Un grupo de hombres de Monte Cristo, más precisamente, los hermanos Blangino: José, Francisco y Adolfo, junto a Don León Enrique Verzino, animados por Luís Lampazona, decidieron asociarse para concretar un emprendimiento económico: la puesta en marcha de una fundición.

Fue así como Don José Blangino y Don Enrique Verzino aportaron un lote de terreno y el resto de los socios el capital.

Los empleados fueron algunos de Monte Cristo y otros idóneos de la ciudad de Córdoba. Entre todos armaron la estructura (el galpón) para luego comenzar la producción de piezas fundidas para la empresa Káiser. El primer nombre que tuvo fue el de “Fundición Stella Maris”.

Como todo inicio, fue difícil. Muchas piezas eran rechazadas por no cumplir con los requerimientos técnicos que establecía la empresa.

Ante estas dificultades fue nombrado como gerente el Sr. Oscar Gazzoni y como secretaria Herme Blangino.

Una alternativa a la crisis económica fue la de fabricar planchas para cocinar bifes y rejillas para baños, las que eran vendidas en el mismo pueblo por los empledos.

Después se hizo cargo de la explotación un señor de origen italiano de apellido Scalegui, dueño en la ciudad de Córdoba de la fundición FALPA.

Posteriormente estuvo cerrada por dos años, luego de los cuales fue vendida al Sr. Guillermo Mariano Ruiz, quien le dio el nombre de “Industria Metalúrgica Comechigones”.

Contrató a un fundidor más experimentado de apellido López y así comenzaron a producir contrapesos para tractores de 8.000 kgs. de esta época, Oscar "Cacho" Gazzoni recuerda que él, con su camión, transportaba un contrapeso por viaje.

Ruiz hizo una sociedad con su hijo pero la situación económica general del país afectó a la empresa, provocándole dificultades que los obligaron luego a alquilarla.

Desde 1993, el Sr. Ricardo Gómez toma bajo su cuenta el manejo de la fábrica, la que pasa a llamarse "Industria Metalúrgica Córdoba", y desde 1995 "Fundición Monte Cristo".

En la actualidad cuenta con veinte empleados y produce piezas para motores, maquinaria agrícola y equipos hidráulicos.


FABRICA DE MOSAICOS

Esta fábrica es el resultado del sueño y del esfuerzo de un hombre: Juan Blangino. A su vez, el orgullo de un pueblo, por la importancia que ésta a ido adquiriendo a través del tiempo, llegando a ser conocida en todo el país y en países limítrofes, gracias a su producción y venta de mosaicos.

Sus comienzos se remontan a la década del 60, cuando Juan viajaba todos los días en su "motito" a la ciudad de Córdoba, donde trabajaba en una fundición. Un día llegó a Barrio Yofre, de visita a la casa de su tío, Don Bartolo Blangino y allí descubrió que en su patio tenia una maquinita de hacer mosaicos en desuso. Se interesó por ella, pidiéndole a su tío que se la vendiera, a lo que este accedió.

Corría el año 1968 cuando inicia sus actividades como fabricante, en su casa situada sobre calle Intendente Tomás Enrico, entre Colón y Jerónimo Luis de Cabrera.

La máquina era una prensa balancín, instalada bajo un techo de chapas, apoyada sobre bolsas apiladas a las orillas.

Su primer empleado fue Omar (Tito) Cattáneo, también Juan trabajaba a la par de sus empleados.

Más o menos a los cinco años compró una prensa hidráulica, y con ésta ya se hacían hasta doscientos metros diarios. Así fue creciendo la fábrica, por lo que se compró el terreno en el costado sur de la ruta 19, donde actualmente se emplaza.

Vida cotidiana

Empresa de colectivo a Córdoba

El 27 de junio de 1931, en el semanario independiente “El pueblo”, De Villa Santa Rosa de Río Primero, aparecía una propaganda que decía:

“Empresa de ómnibus Monte Cristo ofrece sus servicios de transporte a Córdoba. Cuatro viajes redondos al día. Ida y vuelta $1,40; ida $0,80” .

El colectivo era pequeño, con capacidad para unas doce personas.

El viaje se hacía largo y dificultoso por el mal estado del camino. El dueño del colectivo era un señor de apellido Olmedo.

Junto con el conductor del colectivo viajaba el guarda, cuya función era picar y vender los pasajes. En esta tarea se desempeñó por varios años don Carlos González.

En 1933 se comienza la construcción de la ruta hacia Río Primero y en 1965 ocurre lo mismo con la ruta hacia Córdoba.


DE REMEDIOS

El primer médico al que se hace referencia es el doctor Riboldi.

En 1930 llegó desde Laboulaye el Dr. Bernardo Yeffe para instalar su consultorio, en reemplazo del Dr. Olmedo Cortés, que visitaba el pueblo tres veces por semana.

Pero la mayoría de las personas del pueblo recuerdan al doctor Beretta. Se cuenta que no era médico, pero para aquella época era lo más cercano a quien recurrir en caso de enfermedad. Era una persona muy comprometida con su vocación por atender a todo enfermo que requería de sus conocimientos y atención. Iba donde se lo llamaba, a cualquier hora y recetaba remedios y yuyos. Se lo podía ver en su auto recorriendo los caminos de tierra para visitar a los enfermos de la zona rural.

A la par de los facultativos trabajaban otras personas, no menos importante para la población. Una de ellas era Doña Isaura Molina de González, la partera del pueblo, mujer que por su experiencia era la encargada de asistir a las parturientas en su lecho, para traer los niños al mundo. Vivió al sur de la estación del tren, en un humilde ranchito.

También existían farmacias. La más antigua que se menciona es la farmacia de “Campési” que funcionaba en la casa redonda.

Enfermeras del pueblo fueron Zulema Soria “Doña Chula” y la “Gringa” Bazán.


PELUQUEROS

El primer peluquero del pueblo se llamaba Roberto Ferro, a quien le siguió Herminio Melloni. Era de estatura baja, robusto y de una calvicie incipiente. Tenía unos mechones que se los peinaba hacia un costado por sobre su calva. Su peluquería estaba ubicada al lado del bar Nelly.

Otros peluqueros del pueblo fueron Calixto Pucheta e Ignacio Oyola, venido éste desde la ciudad de Córdoba.

Las primeras en dedicarse a la peluquería femenina fueron: Gladis Rossi, Ida de Enrico y Lita Pucheta. Eran tiempos de batidos y peinados altos, de rulos armados y del uso de aluminio para marcarlos.


LOS BAILES

Mis pies toman movimiento propio si recuerdo el ritmo de aquellas orquestas. Las había de dos tipos: las típicas, que tocaban sólo piezas de tango, y las características, que agregaban además paso doble, rancheras y otros ritmos. Algunas de ellas fueron Salerno, Rayito de Sol, La Leo, etc.

Una orquesta local fue “La Juventud”, formada con músicos de Monte Cristo y zonas vecinas, que actuó entre los años 1956 y 1961. Sus integrantes fueron Remigio Azón y Pedro Galetto (acordeones); Titi Blangino (cantor suplente); Gonsalvi (violín), Alipio Soldano (contrabajo), Charo Amado (batería), Pocho Orechia (cantor titular) y Justo Rodríguez (animador).

Los bailes se organizaban una vez al mes en las pistas de Rosario Ferreira o de la familia Rossi.

Las adolescentes y jovencitas, siempre acompañadas por sus madres, se preparaban para la ocasión. Primero había que “marchar derechito” para conseguir el permiso y luego organizar el atuendo. La noche anterior se ataban los “terneritos” en la cabeza, para posteriormente peinarse. Cada mujer se confeccionaba su propia ropa.

Los hombres no podían entrar si no usaban traje y zapatos. Además, el peinado a la gomina tenía que ser perfecto, ni un cabello fuera de lugar.

Tanta preparación tenia su razón de ser: los bailes, como ya se dijo, eran una vez al mes o con más tiempo entre uno y otro.

Para los que estaban de novio, era una excelente oportunidad para verse, ya que no era frecuente que les permitieran llegar a la casa de la novia. Varios bailes tenían que pasar para formalizar.

Los que le hacían el filo a alguna dama, tenían la ocasión propicia para continuar enamorándola, siempre y cuando después del tiempo, entre baile y baile, ella aún recordara lo que el muchacho le había dicho.

Para las solas representaba un momento inmejorable para comenzar una relación. Por supuesto si las madres, una más exigentes que otras, aprobaban al candidato.

Cuando la orquesta tocaba los primeros acordes, los hombres tomaban posiciones y comenzaban a “cabecear” buscando pareja para el baile.

El cabeceo consistía en mirar a la chica que querían sacar a bailar, luego con una inclinación de cabeza, a modo de respetuoso saludo, se la invitaba. Si la mujer, a su vez, asentía con similar movimiento, el hombre la buscaba para bailar. De lo contrario, tal vez una nueva cabeceada diera mejores frutos.

Los organizadores de los bailes se apostaban alrededor de la pista.si notaban que una pareja se encontraba demasiado cerca, uno del otro, le tocaban el hombro avisándoles que tomaran distancia. Si la advertencia no era considerada, se los retiraba del baile.

El horario de comienzo de los bailes era temporáneo, porque a los veintitrés se cortaba la electricidad. Para avisar que esto ocurría se producía un apagón por un lapso corto y la gente sabía que quedaban unos minutos para que se terminara.

Era muy mal visto que una joven con novio formal bailara con otro estando ausente éste. Más de una mujer “planchaba” toda la noche o gran parte de ella, si el novio aparecía en algún momento de la noche, guardando las formalidades.

Con los años, está demás decirlo, varias costumbres se han modificado.

Estaciones de Servicio

Norteamericanos en Monte Cristo
Planta de Almacenamiento de YPF

Corría el año 1958 cuando a dos kilómetros de la localidad, sobre el camino a Córdoba (hoy Ruta A 88) comenzaban los trabajos en un predio en lo que fuera la propiedad del Dr. David Linares. Cuarenta hectáreas se expropiaron para la realización de este gran emprendimiento nacional, que traería aparejados grandes cambios , y también significaría un crecimiento, tanto económico como demográfico, para Monte Cristo.

La construcción de la Planta de Almacenamiento YPF estuvo a cargo de ingenieros y Técnicos norteamericanos. En el lugar levantaron un campamento con dos mástiles, en los cuales flamearon las banderas argentina y estadounidense.

Para los trabajos y el posterior funcionamiento se necesitaba de mano de obra local. Los Cattáneo, en su estación de servicios, paso casi obligado de toda la población, fueron los encargados de anoticiar a la gente, a través de volantes o folletos, ya que poco se escuchaba la radio u otro medio de difusión. As, mucha gente abocada a tareas rurales o a cortar ladrillos que sabían conducir, consiguiero trabajos con buenos sueldos.

Omar Cattáneo: "Yo ganaba $ 70.000 por quincena y una moto Puma 0 Km. costaba $ 50.000. Un soldador llegaba a ganar hasta $ 200.000".

Como consecuencia, los negocios existentes se ampliaron y se abrieron muchos otros .

La misma estación de servicios debió instalar un surtidor para el gasoil , combustible usado por los camiones y camionetas de la empresa.

Así mismo, esto contribuyó a la llegada de la corriente eléctrica desde la ciudad, traída primero hasta la planta y luego, hasta la localidad de Monte Cristo.

Casi tres años de arduo trabajo demandó esta obra, generando además de fuentes de trabajo, una total transformación de la monotonía pueblerina, que observaba curiosa los trabajos incorporando a sus costumbres domingueras una vuelta o caminata hacia el lugar. Era incesante el ir y venir de los camiones que transportaban los grandes caños desde el Puerto de Rosario, adonde llegaban por buque. También eran traídos por tren y depositados a lo largo de las vías, en pilas que iban desde un paso a nivel a otro.

Los norteamericanos vivían en casillas rodantes dentro del campamento, viniendo a desayunar como almorzar y cenar al Bar Nelly. Su propietario, Don Natalio Bandirali, llegó a granjearse su amistad y convertirse en su "traductor" "baqueano" a la vez, ya que solía acompañarlos de cacería, deporte preferido de muchos de ellos.

Cuando todo estuvo listo, se construyó un barrio dentro del mismo predio para los jefes, que llegaron para establecerse con sus respectivas familias. En 1961, se habilitó la estación de bombeo de Monte Cristo, cuyas funciones específicas eran efectuar el transporte de los productos derivados del petróleo a través del poliducto Campo Durán -San Lorenzo y realizar la distribución de combustibles, lubricantes y especialidades de la red de estaciones de servicios de la Provincia de Córdoba y otras vecinas.

Existe un desvío ferroviario por el cual algunos vagones llegaban para abastecerse en la planta y realizar la distribución en forma similar a la de camiones tanques.

El periódico "La Voz del Interior", el 25 de enero de 1970, publicaría un artículo titulado :"Los camiones y conductores, ese gran problema de Monte Cristo."

En 1922, la Planta se privatizó y pasó a denominarse Repsol YPF SA, trayendo como consecuencia la pérdida del empleo de numerosos trabajadores de este pueblo.



Puntos de encuentro

Un Bar con Historia

Si tenemos que hablar de un lugar de encuentro y, a la vez, testigo de la historia y del engrandecimiento de este pueblo, ese lugar es el Bar Nelly.

El paisaje ha cambiado desde aquellos comienzos del Bar Nelly, desde que el canal de riesgo pasaba enfrente y el terreno era viñedo, salpicado de árboles de peras y otras frutas.

El porqué del nombre tan simple se vuelve anecdótico: una vez llega una inspección y le dicen que los papeles están todos en orden, pero que el único problema era que el bar no tenía nombre. A Irene, la esposa de Natalio, le exigieron que pensara en uno y se le ocurrió Nelly, porque ella lo había conocido a Natalio con ese sobrenombre.

El bar abría a las cinco de la mañana. A esa hora se le servía el desayuno a la gente que pasaba para Córdoba proveniente de Santa Rosa de Río Primero, Capilla De Los Remedios, Tránsito y demás pueblos. A la vuelta paraban a comer.

Al fondo del bar habia cuatro habitaciones destinada para hospedaje.Tenían en total doce camas. Los huéspedes principales era los que venian a los bailes y se quedaban o también camioneros que aprovechaban para descansar y luego continuar viaje.

Una anécdota que aún hoy perdura en la memoria de Natalio es la que protagonizo Don Arturo Guzmán, hombre de hacer bromas. Al bar asistia un señor bien "pituco", de traje y botas. Tenia un bigote espeso y bien largo hacia los costados. Siempre tranquilo, se sentaba en el mostrador y se tomaba una vuelta. Un dia, Guzmán les jugo a otros parroquianos que habia en el bar que le cortaría el bigote a este señor, y así la apuesta quedo en pie.

Guzmán, charla mediante, logró acercarse lo suficiente como para llevar a cabo su objetivo y en un descuido del otro sacó un pequeño cuchillo y le corto el bigote.

En esos tiempos las cosas se arreglaban arma mediante, por lo que la mayoria cargaba una encima y el agraviado no era la excepcion. Desenfundó el arma y a los tiros lo persigui a Guzmán, quien logró escapar ileso por el fondo del bar.


La parrilla "EL ARRIERO"

Una vez trasladado el templo a la nueva sede, el predio y la edificación de la primera capilla fueron puestos en venta por la curia. En 1960 dicha propiedad fue adquirida por Don José Bianco, quien llevó a vivir al lugar a una familia de su confianza, usando como casa habitación lo que fuera la vivienda para el sacerdote y la sacristìa. A la capilla se le cambió el antiguo techo, bajándolo y reemplazando los tirantes de madera por una losa, convirtiéndolo en un salón. Este tuvo varios usos: como depósito o silo de cereales de granel, luego como el cine de "Don Nicolas" y por último, en 1963, como un restaurante y parrilla a la que llamaron "El Arriero".

Se inaguró el 17 de agosto, fecha apropiada para que el aniversario se festejara cada año con una peña folclórica. Por allí pasaron artistas de renombre como Horacio Guaraní, Los Trovadores, Los de Córdoba y Jorge Cafrune, entre otros; este último se convirtió en asiduo visitante del lugar, y siempre que pasaba por Córdoba llegaba a compartir unos mates con los amigos de El Arriero.

Este comedor, atendido por Don Amado Ciccioli y su familia, adquirió bastante prestigio, llegando a tener una fluencia de comensales tanto de paso como de locales y principalmente de la ciudad de Córdoba, siendo sus especialidades tanto los pollos asados como las parrilladas y las pastas caseras fabricadas por Doña Clotilde.

Este lugar funcionó con su primitivo nombre de "El Arriero"por veinte años, pasando luego a llamarse "Momentos"y en la actualidad "Estación 21".

El Cementerio San Luis

El 15 de julio de 1916, a las dieciseis horas, se reunieron en la casa de doña María de Ceballos Verón algunos vecinos del pueblo. El motivo: la construcción de un cementerio en el terreno donado por el ingeniero Lucas Vázquez. Hasta entonces , los muertos eran sepultados en los campos santos de los pueblos vecinos: Corazón de los Remedios y la ciudad de Córdoba.

La obra realizó íntegramente con materiales donados. Asi, Ercilio Fernández donó la leña para quemar los hornos de ladrillos y Jose Mosconi la mano de obra para la construcción de nichos por valor de cinco pesos.

No faltó la colaboración de la población en general, a la que se le retribuyó con algunos nichos.
El nombre de San Luis surgió en honor al sacerdote, que por ese entonces era Luis F.Tagle.
La responsabilidad de la primera administración recayó sobre la persona de don Prudecio Ceballos Verón, al que siguió Joel Vázquez. El acceso al cementerio se realizaba por el portón que daba al sur y solamente se habían construido las paredes laterales a la entrada.
Los primeros cuerpos sepultados fueron los de Gregorio Barboza, Anita de Ceballos y Palmira Gazzoni.


Costumbres funerarias

El luto en aquella época era riguroso. Las mujeres debían vestirse de negro, durante dos años si era una pariente cercana. En ese período además de la ropa negra no se podía asistir ni organizar fiestas. Los niños usaban medio luto, que consistía en ponerse pollera negra y camisa negra estampada en blanco. También se permitían los tonos grises y estaban obligados a llevarlo durante menos tiempo. Los hombres usaban un brazalete negro.

Se acostumbraba a fotografiar los sepelios. En algunos velatorios se tomaba foto al difunto, la que luego se repartía entre familiares y amigos.

En honor al finado se realizaban las novenas. Estas consistían en una celebración que se realizaba en la casa del difunto durante nueve días seguidos, pidiendo por el eterno descanso de su alma y perdón de los pecados, para que fuera admitido en el cielo. Al novenario acudían los vecinos, amigos y parientes del muerto. Por supueto, además del sentido religioso esta era una nueva ocasión para la reunión social.


El Padre Antonio Doroteo Quiroga: una vida destinada a expandir la fe

Ordenado sacerdote el 25 de diciembre de 1912, cantó su primera misa en la Iglesia Parroquial de Villa General Mitre, Departamento Totoral, de cuya región fue nativo. El padre perteneció a una antigua y respetada familia. Fueron sus padrinos de altar el doctor Pedro J. Frías y su señora esposa doña MaríaRosa Alvarez, el doctor Aurelio Crespo y su esposa doña Angélica Caballero, don JoseéN. Narvaja, su esposa y otros caballeros y sus esposas.

Su destino fue como capellán de las Hermanas del Huerto de Jesús Maria, siendo posteriormente nombrado tendiente-cura de la misma localidad. Al fundarse el curato de Santiago Temple, el presbítero Quiroga fue nombrado su primer cura párroco y al frente de la parroquia demostró sus infatigables aptitudes de pastor.

En 1918, el entonces obispo de Córdoba, Monseñor Zenón Bustos, lo nombró párroco de Capilla de los Remedios, con retención del curato de Santiago Temple. Esta doble función le exigió una actividad extraordinaria, en esa época en que los caminos de campaña eran malos y los medios de transportes escasos. El sulky y el caballo de silla fueron el medio de transporte que utilizó el incansable párroco de Remedios para cumplir con su misión. Ni el viento, ni el sol fueron obstáculos que lo detuvieron para llegar donde su presencia era necesaria.

De esa forma consagró sus mejores años, sus energías, su vida toda. Con esa actividad, al frente de la parroquia de Capilla de los Rmedios, construyó las capillas de las Heras, Monte Cristo y Piquillín, y terminó con los trabajos que faltaban en la Iglesia parroquial de Capillas de los Remedios. Pero su obra maestra fue la construcción de la Capilla de Monte Cristo.


El nuevo templo,el mayor logro del Cura Quiroga

La poblacion aumentaba y aunque "Dios está en todas partes", el templo ya resultaba pequeño. Este fue uno de los argumentos que esgrimió el padre Quiroga para gestionar ante el Arzobispado de Córdoba la autorización para edificar otro más grande, también el hecho de que la actual iglesia estaba muy próxima y apenas a tres metros del canal de riego, lo que significaba un verdadero peligro para los niños de la comunidad.

La piedra basal fue colocada en 1964 en el predio donado por la señora Inés Soria de Vásquez, al lado de la Escuela 25 da Mayo.

Eran incesantes los duros sermones que en cada homilía impartía el párroco a sus feligreses, pidiendo donaciones para juntar los fondo para la construcción del nuevo templo, y se realizaban diversos eventos y rifas "Pro-Templo".

El mismo sacerdote solventó los gastos de los cimientos. Don Manuel Farías trajo en su carro toda la arena necesaria para la obra desde el Río Suquía, a la altura del Corazón de María, donando él mismo una parte.

El arquitecto Miguel Arrambide diseñó los planos, y el primer albañil fue un señor de apellido Gauna. El traslado se concretó en 1957.

Al comienzo, los pisos del templo eran de ladrillo. Para limpiarlos primero se debían regar, para lo que se traía el agua a baldes desde la casa de Doña Inés Soria. El arreglo del altar estaba a cargo de Azucena, una joven criada por Doña Heraclea de Bazán.

En 1916 debido a su precaria salud, el cura se vió obligado a retirarse de su parroquia de Capilla de Remedios, eligiendo como lugar de descanso Río Segundo, donde cuando su salud se lo permitía , ayudaba en los trabajos espirituales al párroco de la localidad, presbítero David Bustos Zambrano.

Falleció el 26 de Agosto de 1968 acompañado por el personal que lo cuidó y atendió siempre: Teresa Gaitán, Elsa Flores y Clarisa Cuevas.

Fué sepultado en la capilla de Monte Cristo el 16 de Febrero de 1969, a donde había sido trasladada la sede parroquial en el año 1963.


El Padre Héctor Zenón Aguilera

Cuando recién comenzaba a transitar el camino de la vida religiosa, fue designado para acompañar y luego suceder en la tarea pastoral frente a la Parroquia Nuestra Señora de los Remedios, al anciano cura Quiroga.Fué durante su permanencia que la sede parroquial fue trasladada desde capilla de los Remedios a Monte Cristo, desde donde se lanzó a realizar una importante actividad pastoral y comunitaria.


Grupo Juvenil Parroquial

Se formó con la participación de alrededor de setenta jóvenes de ambos sexos. El primer presidente fue Alejandro Pucheta. A su cargo estaba la realización del pesebr iviente, que luego presentaban en otros lugares como Estación Tejeda, Piquillín, Santa Rosa ,etc. Se armaba una carroza sobre un acoplado y allí se desarrollaba , y en el mismo camión se transladaban de pueblo en pueblo.

Hacían bailes en la plaza y con lo recaudado ayudaban a los colegios , el dipensario,etc. Visitaban los campamentos de ladrillos donde repartían alimentos para algunos niños y ayudando a pesonas enfermas. La municipalidad colaboraba prestando sus vehículos. En 1974 aproximadamente este grupo se desarmó.

El Padre Aguilera fué trasladado a la localidad de Unquillo, donde fundó la Casa del Niño, institución destinada a contener a los más pequeños en un marco familiar.

Le sucedió el Padre Manuel Recabarren, quien permaneció al frente de la Parroquia por cuatro años.

En 1980 además de su tarea religiosa , fué docente del Instituto Parroquial. A él se le debe la construcción del salón Parroquial y de la torre de la iglesia, quedando así finalizada dicha obra. Su mayor anhelo fue la edificación de la gruta en honor a la Virgen del valle en la entrada este del pueblo, monumento que se concretó a través de la acción municipal. fue inagurada el 15 de Noviembre de 1992. La misma se ha convertido en un símbolo que identifica a monte cristo

En el año 2001 llegó el actual Párroco, presbítero Rubén Viani.

ha aumentado notablemente la afluencia de fieles, acorde al crecimiento que ha ido experimentando la población. Esto es notorio especialmente para las fiestas patronales que se celebran el 8 de Diciembre, cuando la cantidad de niños que toman su primera comunión superan los 100, en los últimos años.

La Escuela Fiscal

La vida escolar comenzó a la par de la creación de la Escuela Fiscal en 1891. Funcionaba en la casa del comerciante Moisés Asís.

Anteriormente se dictaban clases en las escuelas de campaña. Los dueños de los campos traían a sus mujeres, que en la mayoría de los casos no eran maestras recibidas, y ellas eran las encargadas de impartir conocimientos a todos los niños de los campos vecinos.

La escuela de ese tipo, más importante de la zona, fue la que se encontraba en la posta de la carretera, a unos siete kilómetros al norte del pueblo de Monte Cristo.

Más adelante, el establecimiento es trasladado a la esquina que hoy forman las calles Intendente Nemirovky y Sarmiento, donde funcionó hasta 1928 año en el que se mudó a su actual edificio.

Algunos alumnos de aquella época eran: Constancia y Gabriel Theler, Josefina Gutiérrez, María Vera, Josefina Ida Coppi, María Campelli, Ester Vaccarini y Carlos Stelfeldh.

El 26 de septiembre de1934 comienza a llamarse Escuela 25 de mayo.Si bien los terrenos fueron donados, tuvieron que pasar sesenta años para que la provincia, en 1986, hiciera la adjudicación a favor de la escuela.


Escuela Nacional Nº 48

Domingo Nogal en el libro de circulares la nota número uno. en el folio uno, con fecha 18 de octubre de 1910.

Así este joven maestro nacido en Villa del Rosario el 21 de septiembre de1881 daba comienzo a las clases en la Escuela Nacional Nº 48.

Originalmente este establecimiento nace para varones, hasta 1919, en el que se le da el carácter de mixto.

Originalmente este establecimiento comenzó sus actividades en la casa del señor Prudencio Ceballos Verón.

Luego se traslada a la casa del señor Gasparini en 1911 y un año más tarde, en 1912, ocupa la casa del señor Gastaldi.

Más tarde se muda a la casa que les alquila don Ángel Gazzoni.
Allí permaneció hasta el año 1974 en el que se inagura el edificio propio en la avenida San Martín.


La vida escolar

Comenzábamos las clases a las siete y media de la mañana y terminábamos a las once y media, de lunes a sábado.

Las vacaciones, que para la mayoría significaba sembrar en los campos (especialmente maíz) y para los hijos de los extranjeros cortar alfalfa, empezaban el 15 de noviembre y se extendía hasta el 15 de febrero.

Cuando el sonido de las campanas anunciaba un nuevo recreo, las niñas jugaban en un patio y los niños en otros. Esos límites eran celosamente vigilados por los maestros.

Los juegos que hacían de nuestros recreos toda una diversión eran: bolitas, martín pescador, mantanterolirula, balero, yo-yo, pelota de trapo, maría la bizca, la paloma blanca, farolera,y la pelota prisionera.


Una educación rígida

Pero no todo era diversión, también estudiábamos castellano, matemáticas, cívica, religión, manualidades y educación física. Además había huertas y teníamos una libreta de ahorro",cuenta Eduardo, recordando su infancia.

Las maestras eran muy estrictas en cuanto a la conducta. Esta ardua tarea era supervisada, desde la casa, por los padres.

El puntero era el arma preferidas para las maestras para imponer el orden. También valían los tirones de orejas y las interminables paradas en el rincón mirando la pared.

Por aquella época, a los alumnos se les incentivaba la costumbre del ahorro, y esto formaba una parte importante de la educación cívica de los mismos. A las maestras, desde el correo, se las instruía.


Niñez y trabajo

Las tareas de los niños no se limitaba a ir al colegio o a jugar, sino que se extendía a sus hogares, ayudando en los que haceres domésticos o en las faenas del campo.

En la persona de Natalio, veo a muchos otros, que como él, seleccionaba maíz toda la semana, para ganar diez centavos y darse el gusto de comprarse, cada domingo, una chinchibira, bolitas, un chocolatín o unas galletitas bu-bu. Había ocasiones en las que tenían que completar el costo de un par de alpargatas, que compraban en el almacén de ramos generales de Ferreira, porque eran cinco centavos más baratas que en otros negocios del pueblo.

Guillermina se las ingeniaba con las alpargatas: "compraba alpargatas un tanto más grandes y les hacía una alforza". Mientras crecía le soltaba la alforza y les recortaba los bigotes a las plantillas, que eran de yute. Muy pocas veces llegaba a soltarle por completo la alforza, porque siempre se rompían antes.

Poblamiento

El siguiente texto fue extraido del libro
" HISTORIAS POPULARES CORDOBESAS, MONTE CRISTO "
Equipo de trabajo: Lic. Julio Alberto Brandán (h)- 2005


La zona estaba habitada por criollos, entre los que se destacaban Baudilio, Borja y Alejo Vázquez, grandes propietarios rurales, cuyas tierras se extendían desde el límite sur de los terrenos que pertenecieron a la Estancia Jesuita de Caroya hasta las costas del Río Suquía. Fue en ellas donde, a fines del siglo XIX, se construyó la vía férrea y la Estación de Trenes de Constitución, en cuyas proximidades se irían asentando inmigrantes europeos.

Expulsados de su tierra natal por la pobreza, perseguidos por su religión o las guerras, millones de extranjeros buscaron otro destino en estas tierras, entre la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX.

Al principio fueron hombres solos y principalmente italianos, entre ellos podemos mencionar a Roberto Ferro, Don Bracantto, Alino Bandirali y Herminio Melloni. A ellos luego se les sumaron familias completas, que trabajaban la tierra de un propietario a cambio de parte de la cosecha.

En 1895 la familia de Miguel Gazzoni oriunda de Italia, integrada por sus siete hijos y su nuera parten desde el pueblo de Burel rumbo a la Argentina. Al llegar a Brasil el barco sufre una avería y les comunican que va a llevar un tiempo repararlo. Este traspié hace que busquen trabajo en las plantaciones de café y permanezcan durante once años en Certoncinho, lugar ubicado a unos 500 kilómetros de San Pablo. Durante ese lapso cuatro de sus hijos se casan y nacen sus dos primeros nietos.

En 1907, Miguel y su familia deciden continuar viaje hacia Argentina tratando de concretar el proyecto original. En Brasil se quedará su hija María casada con un brasileño.

El 2 de Enero de 1907 llegan a Buenos Aires y entre las opciones que se les presentan, eligen radicarse en Córdoba. El recorrido hasta aquí lo hacen en tren. Una vez en la estación, tomaron conatcto con el Doctor David Lineares, quein era dueño de una estacia, situada a dos kilómetros al oeste del pueblo.

A medida que los hijos de Miguel crecen y se casan, van construyendo sus casas dentro de la estancia. Asi lo haran Emilio, Celso y Amadeo.

El 27 de marzo de 1916 fallece Miguel Gazzoni y sus restos son sepultados en el cementerio San Vicente de la ciudad de Córdoba.

En 1917, Amadeo Gazzoni decide partir hacia Brasil, junto a su esposa y tres de sus hijos. El motivo del viaje es la muerte de sus otros siete hijos, víctimas de la escarlatina, y la mala situación que estaban pasando en estas tierras. Amadeo y su familia se radican en la ciudad brasilera de Olimpia, donde el matrimonio tendra dos hijos mas.

Esta situación género la existencia de dos ramas de la familia Gazzoni: una agentina y otra brasileña. En la actualidad ambas mantienen lazos de unión, a través de las visitas que los Gazzoni argentinos y brasileños se dispensan anualmente.

Enrique Rossi arrivó a la Argentina en el eño 1878 junto a sus padres y tíos, oriundos de la región italiana del Friuli. Luego de vivir en Colonia Caroya, pasó a Ttotoral y de ahi a El Quebrachal. En el año 1904 se estableció junto a su esposa tTresa Silio en la estancia del Dr. David Linares, de quien fue su capataz. Plantó viñedos y elaboró vino, a la par que arreglaba el camino a Córdoba con una máquina tirada por seis mulas. En ese campo nacerían sus hijos Antonio, Ventura, Isolina, Luisa y Carolina.

Años después compró un campo llamado "Las Moras", donde los Rossi permanecieron casi 20 años. Las buenas cosechas y mejores precios le permitieron adquirir maquinarias y cultivar una mayor superficie. La crisis de 1930 les obligó a vender su campo, su tractor y su trilladora. Más tarde se mudaron al pueblo donde construyeron una casa, un salón y una pista de baile.

En el salón daban de comer a los rusos y polacos que construían el ferrocarril y el puente negro. Se servía el almuerzo a quinientas personas aproximadamente, divididas en varios turnos.

La pista de baile, redonda y con piso de portland colorada, se la alquilaban al club Ingeniero Lucas Vázquez. El escenario para la orquesta se ubicaba en el centro y tenía una capacidad para ciento cicuenta personas.

La zona de Monte Cristo brindaba la posibilidad de adquirir mayores superficies de tierra ya que los precios eran más baratos. Esto permitía aumentar la superficie cultivada, incrementar la producción de granos y generar más ingresos para atender las necesidades del grupo familiar, que iba creciendo en número de integrantes.

En la década de 1920 arrivó un número importante de familias, muchas de las cuales provenían de la Provincia de sSanta Fé o de otras localidades de la misma Provincia de Córdoba. Así podemos señalar a los Tarquini, Coppi, Romagnoli, Maraglia, Parodi, Gatti, Bertone, Enrico, Galetto, Lingua, Daga, Rosso y Gatti, descendientes de italianos, y a los Eberhardt, Presser, Theler, Perlen, descendientes de suizos-alemanes.

Otras familias que se asentaron en la zona fueron: Farroni, Mandrile, Manzeratta, Berdini, Rapachiani, Baccola, Bianchini, Casetta, Giordano, Rinero, Tuninetti, Novaira, Oberti, Blangino, Verzino (italia), Leiguarda, Juan, Ocaña, Olsina, Fernández, Martínez (España) y Filipacópulos (Grecia).

Podría decirse que fue una inmigración tardia si la comparamos con otros puntos de la region de la Pampa Gringa.

Vale tambien señalar la presencia de polacos (Rawa o Rava), checoslovacos (Bedi), rusos y yugoslavos (Chulich), quienes realizaron los trabajos más duros del desmonte de los campos y la construcción de las vías férreas.


Problema de lenguas

Monte Cristo fue el centro de los idiomas más diversos: árabe, italiano (y sus dialectos piamontés y friulano), crota, alemán, ruso, húngaro, polaco y griego.

Los polacos, así como los ingleses, solamente estuvieron de paso en la construcción de las vías y el puente negro. Se defendía con el castellano porque habían pasado por varias provincias argentinas.

En el seno de cada familia, de acuerdo a su nacionalidad, se hablaba el idioma original. Por esta razón, los que más sufrían este cambio eran los niños al entrar al colegio.

Hijos de inmigrantes recuerdan la intolerancia de las maestras y las exigencias a las que eran sometidos para inculcarles un idioma totalmente desconocido.


Reunión de paisanos

Era doloroso el desarraigo que sufrían los inmigrantes. Por más amables que fueran los criollos con ellos, no se lograba dejar de pensar en los que quedaron en sus lugares de origen.

La vida por aquí no era fácil. El trabajo se tornaba duro y sacrificado. Se fueron integrando a la sociedad a través de la actividad comercial como tenderos, carniceros, almaceneros, etc.

Para sobrellevar todos estos pesares, los paisanos (José Aluch, Nicolás Láquiz, Miguel Castro, Don Zucaría, Moisés Asís, Felipe Rufail, Julio Sched, Elías Ossen, Amado Catube) se reunían para conversar en su idioma, recordar anécdotas de sus tierras y hablar de las familias que habían dejado, mientras comían frutas secas y tomaban café.

Así también, los sirio-libaneses se juntaban, por las noches, a leer el Corán (libro sagrado de los musulmanes).

La mayoria de ellos, con el correr de los años, emigró hacia otros lugares de nuestro pais en busca de mejores horizontes.


Los últimos en llegar.

Durante la década de 1970 arrivaron a Monte Cristo algunos europeos.
Por ejemplo la familia Knezevick, integrada por Pedro, su esposa Zorika y sus hijos Abel y Daniel. Aunque el matrimonio era de Croacia –Yugoslavia-, habían emigrado a Alemania –Stuttgart- donde nacieron sus niños.
Llegaron a Monte Cristo en el año 1976, después de recorrer varios lugares de la Argentina. Don Pedro Knezevick, de profesión fotógrafo, vino a nuestro país con el proyecto de fundar una iglesia cristiana.
Años más tarde murió aquí en la Argentina y sus restos descansan en el cementerio de Monte Cristo. Su esposa e hijos regresaron a Europa.
Otro fue Rápale Urena, nativo de la ciudad de Orán, Argelia (colonia francesa, en el norte de África). Después de vivir ocho años la guerra por la independencia que liberaron los árabes contra la dominación francesa, tuvo que abandonar aquel país junto con sus padres y hermanas, y trasladarse a Francia, desde donde partieron junto a otras familias francesas rumbo a la Argentina, arrivando en Agosto de 1964.
Trabajó en varios lugares de nuestro país como Tucumán, Córdoba y Río Gallegos. Se casó con Dora Gigena, con quien tuvo tres hijos: Fabián, Carina, Fernando. Construyó su casa en Monte Cristo, donde vive desde el años 1977. Regresó a Francia en una oportunidad a visitar a su familia.
Hoy es un joven abuelo que peina canas y tiene una remisería, que bautizó con el nombre de su lejana patria, “France Remis”.
En el año 1963, Georgina Dimópulos era una joven de 18 años cuando salió desde su pueblo llamado Gargaliani, Prov, de Mecinias, en Grecia, hacia la Argentina, a la casa de sus parientes que vivían en la ciudad de Buenos Aires, con el proyecto de iniciar sus estudios universitarios.
Trabajó un tiempo en la cantina que sus familias tenían en la zona del Mercado de Abasto.
Los Sanjulias, tal era el apellido de sus tíos, griegos originarios de Patras, se reencontraron en Argentina con la familia Filipacópulos-Scapetoragi, que residían en Monte Cristo. Fue en una de esas visitas entre paisanos, donde Georgina conoció a Anastasio Filipacópulos, con quien se casó y tuvo una hija, Anabel, a quien e inculcó el amor por el valioso legado cultural de su tierra.
Desde 1978, Georgina vive en Monte Cristo junto a su familia.

En cuanto a Monte Cristo y su zona de influencia es notoria la presencia de inmigrantes bolivianos. Este grupo se ha radicado en la zona norte de Monte Cristo, en el paraje. El Carmen y en Media Luna, y la actividad económica a la que han se han dedicado es el trabajo en los cortaderos.
La causa principal por la cual los bolivianos vienen a trabajar a la Argentina es que aquí su remuneración es en peso argentino, lo cual debido a la paridad que rigió en nuestro país con el dólar durante la vigencia de la convertibilidad, les permitía acrecentar en varias veces el valor de su dinero y trabajo una vez llegados a Bolivia.
De esta causa se desprenden otras, tales como que la situación económica de Bolivia no es buena, ya que hay trabajo y se gana dinero, pero el trabajo no es seguro y los bajos sueldos no permiten el ahorro.
También muchos emigran para ayudar económicamente a sus familias que han quedado en Bolivia, por medio del dinero enviado por algún familiar, amigo de mucha confiaza o correo.
Otra causa es que buscan radicarse en el país y mejorar su forma de vida. También algunos bolivianos admites que llegan a nuestro país por comentarios de que en Argentina se ganan buena plata y por la buena relación con los argentinos , a diferencia de lo que les ocurre en otros países como Chile o Perú.


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